El columnista del diario Hoy adelantó a Prensa Latina que en su artículo del próximo lunes aborda su apreciación del libro contentivo de las conversaciones del comandante Fidel Castro con la escritora Katiuska Blanco, editado recientemente.
La autora tuvo la habilidad de conducir las extensas narraciones del líder histórico de la Revolución Cubana con maestría. Sus pesquisas ajustaron y pusieron en su lugar los recuerdos del pasado, hechos de memoria por Fidel Castro.
Aunque con las características físicas de un libro, en opinión de Hermann el texto en realidad pone al lector en el escenario de los hechos narrados, aunque sin derecho a hablar, así de realista es el extenso diálogo.
Algo que se hace evidente, según el ingeniero devenido escritor, es la devoción que pone el testimoniante en el internacionalismo y, en particular, el relacionado con la República Dominicana.
Hermann dice que quizás los textos de historia de las escuelas cubanas ayudaron al comandante Fidel Castro a descubrir el internacionalismo dominicano a través de los cinco generales de Baní que participaron en la guerra contra el colonialismo español por la independencia de Cuba.
Fidel describe en este diálogo algo ya conocido por los relatos de Celia Sánchez, dice el autor dominicano, las luchas de dominicanos y cubanos contra la opresión siempre han sido una y la misma cosa.
Por ejemplo, en 1947, cuando Fidel Castro cursaba el segundo año de leyes en la Universidad de la Habana, era presidente de la Federación de Estudiantes de esa facultad y desempeñaba la presidencia del Comité Pro-Democracia Dominicana.
Es en ese contexto que se inscribe el relato detallado del proyecto anti trujillista conocido como la Expedición de Cayo Confite.
Dice Fidel al respecto que tenía muchos amigos dominicanos exiliados en Cuba y cuando se habló de organizar una expedición para derrocar la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, se sintió moralmente obligado a participar, aunque este fue traicionado por aliados del tirano en Cuba.
Sobre Juan Bosch, el testimonio dice que de todos los dominicanos que conoció Fidel Castro, el profesor fue el que más le impresionó. El otro fue Ramón Mejía Castillo, quien más tarde fuera el piloto del yate Granma, barco que condujo a los revolucionarios a Cuba, donde se inició la lucha armada en la Sierra Maestra.
Nueve años después, señala Hermann, Mejía (Pichirilo) sería comandante constitucionalista en la lucha contra la invasión de Estados Unidos a República Dominicana.
Hamlet Hermann llegó así a la conclusión que Guerrillero del Tiempo debe ser lectura obligatoria de todos los dominicanos porque algunos de los episodios narrados por Fidel Castro se asemejan a situaciones actuales de este país que deben corregirse sin demora.
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