sábado, 28 de abril de 2012

JUAN BOSCH HABLA DEL PADRE FANTINO


Los curas tenían verdadera influencia en la masa sólo en una parte del país, al norte de La Vega, región campesina por excelencia, poblada sobre todo por pequeños propietarios y peones agrícolas; y esa influencia se debía al hecho de que allí había vivido un sacerdote excepcional, el tipo de cura que la gente del Pueblo identifica con los santos de categoría. Aquel sacerdote se llamaba el padre Fantino; era italiano y había dirigido en La Vega un colegio semiprivado en el cual se educó por lo menos toda una generación. Excelente latinista y gramático, alma de fundador, fue sintiéndose cada vez más atraído por su vocación mística que por la enseñanza, y al fin se fue al Santo Cerro, adonde trasladó su colegio y desde donde poco a poco fue imponiendo a toda la vecindad el respeto congénito a su auténtica conducta de siervo de Dios. Recuerdo haberlo visto en una misa, transfigurado por la pasión religiosa, las manos juntas sobre el pecho, los ojos cerrados, estampa impresionante de fe. Cuando hablaba a la grey, su voz era de verdad un sonido celeste. Tenía gran cabeza, gran nariz, y toda la cabeza le temblaba. Vestí con extremada humildad, a veces con manchas en el hábito.

Yo era joven entonces, pero dije a menudo: “Después de su muerte, el padre Fantino será adorado en toda esta región como un santo, y la gente tendrá por reliquia un pedazo de su sotana”. Y así sucedió.

El padre Fantino es lo que explica la influencia de la Iglesia católica en la zona donde él predicó con el ejemplo, y el caso del padre Fantino explica por qué la Iglesia católica tenía en el resto del país menos influencia de la que lógicamente debía tener en un país católico. En mis viajes de carácter político vi más de una vez a sacerdotes españoles llegar a las capillas de los campos, y en cada caso se repetía el mismo espectáculo: unas cuantas mujeres del Pueblo esperaban en la puerta, a veces durante bastante tiempo; se acercaba un automóvil del cual  ajaba el pastor con una pequeña maleta en la mano, y no se detenía a hablar con esas mujeres, a preguntarles por sus hijos, por sus maridos, por los enfermos de la casa, sino que entraba rápidamente en el pequeño templo, en alguna que otra ocasión gritando. “¡Vamos, vamos!”; unos minutos después comenzaba la misa; la cantaba de prisa o no la cantaba; si había tiempo oía unas cuantas confesiones, entraba en la pequeña sacristía a despojarse de las vestiduras sagradas y a poco volvía a tomar el automóvil. Con sacerdotes así, poco es lo que puede hacer la Iglesia católica en cuanto a influencia sobre la masa popular. En cambio, con sacerdotes dedicados a cultivar la amistad de la clase media, y especialmente de la alta clase media, la Iglesia será siempre un factor político porque la política es el caldo en que prospera esa alta clase media que vive para mantener o para conseguir privilegios.

 En el orden doctrinal, la Iglesia tiene poca fuerza ante el Pueblo dominicano; en el orden político, tiene mucha entre la gente que es impopular. Arrastrada por el ambiente en que se mueve, la Iglesia de la República Dominicana puede derrocar gobiernos democráticos; ¿pero qué ocurrirá cuando tenga que enfrentarse a una gran masa galvanizada por una pasión política? La respuesta está anunciada ya en lo que sucedió cuando el padre Láutico García afirmó que yo era comunista: el país reaccionó en forma opuesta a lo que esperaban los inductores de la acusación.

SANTO PADRE JUAN PABLO II:

Dignidad del trabajo agrícola 

Todo cuanto se ha dicho precedentemente sobre la dignidad del trabajo, sobre la dimensión objetiva y subjetiva del trabajo del hombre, tiene aplicación directa en el problema del trabajo agrícola y en la situación del hombre que cultiva la tierra en el duro trabajo de los campos. En efecto se trata de un sector muy amplio del ambiente de trabajo de nuestro planeta, no circunscrito a uno u otro continente, no limitado a las sociedades que han conseguido ya un determinado grado de desarrollo y de progreso.

El mundo agrícola, que ofrece a la sociedad los bienes necesarios para su sustento diario, reviste una importancia fundamental. Las condiciones del mundo rural y del trabajo agrícola no son iguales en todas partes, y es diversa la posición social de los agricultores en los distintos Países. Esto no depende únicamente del grado de desarrollo de la técnica agrícola sino también, y quizá más aún, del reconocimiento de los justos derechos de los trabajadores agrícolas y, finalmente, del nivel de conciencia respecto a toda la ética social del trabajo. 

El trabajo del campo conoce no leves dificultades, tales como el esfuerzo físico continuo y a veces extenuante, la escasa estima en que está considerado socialmente hasta el punto de crear entre los hombre de la agricultura el sentimiento de ser socialmente unos marginados, hasta acelerar en ellos el fenómeno de la fuga masiva del campo a la ciudad y desgraciadamente hacia condiciones de vida todavía más deshumanizadoras. Se añada a esto la falta de una adecuada formación profesional y de medios apropiados, un determinado individualismo sinuoso, y además situaciones objetivamente injustas. 

En algunos Países en vía de desarrollo, millones de hombres se ven obligados a cultivar las tierras de otros y son explotados por los latifundistas, sin la esperanza de llegar un día a la posesión ni siquiera de un pedazo mínimo de tierra en propiedad. Faltan formas de tutela legal para la persona del trabajador agrícola y su familia en caso de vejez, de enfermedad o de falta de trabajo. Largas jornadas de pesado trabajo físico son pagadas miserablemente. 

Tierras cultivables son abandonadas por sus propietarios; títulos legales para la posesión de un pequeño terreno, cultivado como propio durante años, no se tienen en cuenta o quedan sin defensa ante el « hambre de tierra »; de individuos o de grupos más poderosos. Pero también en los Países económicamente desarrollados, donde la investigación científica, las conquistas tecnológicas o la política del Estado han llevado la agricultura a un nivel muy avanzado, el derecho al trabajo puede ser lesionado, cuando se niega al campesino la facultad de participar en las opciones decisorias correspondientes a sus prestaciones laborales, o cuando se le niega el derecho a la libre asociación en vista de la justa promoción social, cultural y económica del trabajador agrícola. 

Por consiguiente, en muchas situaciones son necesarios cambios radicales y urgentes para volver a dar a la agricultura -y a los hombres del campo- el justo valor como base de una sana economía, en el conjunto del desarrollo de la comunidad social. Por lo tanto es menester proclamar y promover la dignidad del trabajo, de todo trabajo, y, en particular, del trabajo agrícola, en el cual el hombre, de manera tan elocuente, « somete »; la tierra recibida en don por parte de Dios y afirma su « dominio »; en el mundo visible.

JUAN PABLO II


jueves, 26 de abril de 2012

Embajada de Venezuela pone a circular libros sobre Juan Bosch de Diómedes Núñez Polanco

Por Mayra J.Contreras

Eliades Acosta, Matías Bosch, el embajador Alfredo
 Murga Rivas, Diómedes Núñez Polanco y Francisco Centeno.
Con motivo de la celebración del “Día  de la Milicia  Nacional y del Pueblo en Armas”, la  embajada de Venezuela, junto a la “Fundación Juan Bosch”, puso en circulación dos obras literarias. Los tíulos de las publicaciones son  “Cuentos venezolanos de Juan Bosch”, de Diómedes Núñez Polanco y “Vivencias del 4 de febrero”, de Francisco Centeno, Ministro Consejero de la misión venezolana.

La actividad estuvo encabezada por el embajador de Venezuela en el país, Alfredo Murga Rivas; Matías Bosch, presidente de la fundación; los escritores Núñez Polanco y Centeno, así como Eliades Acosta, quien tuvo a su cargo la presentación del libro “Vivencias del 4 de febrero”.

En el prólogo de la obra, Murga Rivas destacó: “El 4 de febrero de 1992 dividió la historia contemporánea de Venezuela, con un hecho que significó  la respuesta de toda sociedad frustrada, engañada por una clase dirigente que se mostraba incapaz de satisfacer la emergencia nacional de justicia y bienestar”.

En el prefacio, el Mayor Francisco Centeno, autor expresó que esperó 20 años para “recopilar valiosas informaciones, suficientemente analizadas, para exponer con claridad y certeza los diferentes sucesos, los cuales espero sirvan para disipar dudas a las nuevas y futuras generaciones”.  

A continuación las palabras pronunciadas por Diomedes Núñez Polanco, en la presentación de su libro “Cuentos venezolanos de Juan Bosch” en la sede de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela.

Francisco Centeno Ministro Consejero de la misión venezolana,
 Diomedes Núñez Polanco, autor del libro, “Cuentos venezolanos
 de Juan Bosch” y Domingo Núñez Polanco, Sec. Gral.
Movimiento 30 de Junio, hablan para la prensa.
                   SEÑORAS  Y  SEÑORES:

Quiero  iniciar mi participación   en  este  significativo  y  hermoso  acto,  agradeciendo  de  manera  entusiasta,  a  la  Embajada  de la  Republica  Bolivariana de  Venezuela  en  nuestro  país,  a  suembajador, el señor Alfredo Murgas Rivas, el  honor  de   incluir  la  presentación  de mi   libro, Los  cuentos  venezolanos  de  Juan  Bosch,junto a  la obra Vivencias del 4  de  Febrero,  del  Ministro Consejero  Francisco Centeno,   en el marco de las   celebraciones  del    X  aniversario de  la liberación  del  presidente  Hugo  Chávez.  

Un 11 de abril,   fue   apresadoChávezen  un  intento fallido  de  golpe   de  Estado, por parte  de   las  fuerzas  enemigas    del progreso  y  la libertad, que  allá y en cualquier  parte  del mundo  son  las mismas.

Quiero agradecer a  la  Fundación  Juan  Bosch, especialmente  a Matías  Bosch,  su  vice-presidente ejecutivo,  por  su interés de  publicar   el   ensayo sobre  los  cuentos  de  Juan  Bosch,  relacionados  con  la  historia  política de  Venezuela y  las  luchas de  su bravo pueblo  hermano,  en  favor  de la  libertad,  la  democracia  y  la justicia.

Aprovechamos  la ocasión  para   sumarnos a los  ciudadanos, gobiernos y pueblos,incluidos los dominicanos,que solidariamente  expresan  sus   votos  en  favor  de la  pronta  recuperación  del presidente    Chávez. Confiamos que  esta vez, como en tantas otras, volverá  a  vencer.

El  mes  de abril  es   el  corazón  mismo  de la primavera. ¿Sera  por  ello que  se producen   en  su  transcurrir, acontecimientos que  renuevan  la   esperanza de la  humanidad? 

En  Europa, crecía,  en  abril de   1976, la  revolución  de los  claveles en   Portugal para  liberar  a  ese  pueblo  de  la  larga dictadura; ya  antes,  en esa  extensión de   abril, que  es el  mayo  primaveral, se  habían  incendiado de sueños, con el mayo del 1968, las   calles  de Paris y  de otras  capitales  emblemáticas  del  mundo.  

En  Republica  Dominicana tenemos nuestro  abril, el  de  1965  , que  de  movimiento  cívico-militar  para  reinstaurar  la  Constitución  mancillada y a un presidente democrático (Bosch) visionario y honesto, se  transformó  en  revolución  constitucionalista   y,  casi  inmediatamente después,  en  Guerra  Patria, en  defensa  de la soberanía  usurpada
Al centro el embajador de la República bolivariana de Venezuela
 Alfredo Murga Rivas y Lic. Domingo Núñez Polanco, Secretario
General del Movimiento 30 de Junio posan para la prensa.

Bosch fue además, maestro  del  arte de  escribir cuentos; en Caracas, GarcíaMárqueztomó un curso con él, sobre el  tema. Sus cuentos venezolanos, La muchacha de la Guaira, El hombre que lloró y La mancha indeleble, su último cuento, son muestra del respeto y apego que Bosch sentía por sus raíces latinas.

En  su  obra  está  la  riqueza  del  Caribe,  la multiculturalidad, interculturalidad,  los  matices, de  ese  gran  Caribe,  desde donde se esparció la semilla de una nueva cultura mezclada, a todo un continente. 
Hoy, cuando celebramos   el bicentenario de las  independencias    latinoamericanas, han vuelto  a  despertar  los sueños  de   Bolívar, ese  que un día,  a través de la pluma de Neruda declarara: 

Despierto cada cien años 

Cuando despierta el pueblo.

En su momento, Martí había relatado:

… un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos yolorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo.

Mayor Francisco Centeno, Ministro Consejero de la misión
 venezolana, autor del libro “Vivencias del 4 de febrero”.
Bosch fue siempre  un hombre  de rupturas; a propósito del libro Indignaos de StéphaneHessel,  podríamos  considerarlo el primer   indignado de la  historia  literaria  Dominicana.Hessel ha escrito además, Comprometeos, lo cual nos hace reflexionar en la idea de  que Bosch no sólo se indignó: dio un paso al frente, puso manos a la obra de transformar la realidad. Aquí, nuestro tributo a su obra y su pensamiento. 

Se  indignó Bosch  frente  a  la  pobreza, la  explotación  de  su pueblo,  la miseria, la que   represento  en sus  cuentos  y primeros  textos, la  violencia  intra-familiar,  fue indignado  en  Rio  Verde, frente  a la  explotación de los  campesinos  y labriegos    de las  fincas.  Con  25  años  sufrió   encarcelamiento  en la penitenciaria de  Nigua y  en  la  Torre  del  Homenaje  de la  Fortaleza  Ozama.

Los cuentos venezolanos, son parte de su legado de indignación por la discriminación, la   xenofobia, el terror  y  la anulación de culturas, de manos de la colonización. 

Bosch  fue muchas  cosas, fue  profundamenteduartiano,  martiano y hostosiano.

Su estrecha relación con Venezuela, hace de Bosch un ciudadano bolivariano:vivió en Venezuela, escribió en y sobre venezuela y para niños venezolanos. Apreciaba al actual presidente venezolano, la estimación de Chavez hacia Bosch, queda manifestada en la carta que el actual presidente venezolano  envió a doña Carmen Quidiello de Bosch, la cual aparece  en el texto del libro. A la entrada de la casa de Bosch, en Santo Domingo,  un Chavez aun no elegido presidente, expresó:

Ahora he venido como candidato, la otra visita será como presidente de la Republica…

Así fue, volvió convertido en presidente. DonJuan estaba enfermo y al despedirse Chavez, se dirigió a Bosch con estas palabras: 

Salve, Juan   Bosch, Capitán  de  todos los tiempos.



La Revolución del Emprendimiento y la Innovación


Por admin el 22/03/12 at 3:05 pm

En medio de la bulla y el desorden colectivo en que vivimos, surge, en el país, un movimiento de personas, empresas e instituciones que avanzan hacia el desarrollo de una cultura de emprendimiento. El hecho de que una persona con una idea de negocio con potencial de crecimiento plasmada en un plan coherente pueda recibir la atención de importantes inversionistas es un gran paso de avance porque abre las puertas a la creatividad y el talento de poder generar empresas de alto impacto que antes solamente era reservado a los dueños del capital, poder o linaje familiar.

Sí, es un cambio de forma de pensar de proporciones inmensas que está ocurriendo sutilmente. Para entenderlo, hay que remitirse a los numerosos casos de emprendedores de antaño que armados con ideas de grandes oportunidades de crecimiento tuvieron que construir a paso de hormiga. A los interminables casos de personas que aportaron una idea y recibieron a cambio un apretón de manos porque el dueño del capital entendía que las ideas eran gratuitas. La forma de pensar tradicional se resume con la respuesta que recibió un amigo al presentar una idea de negocios: “¡oh!, pero él quiere que le paguen por la idea nada más”.

¿Cuántas personas se quedaron con las manos y bolsillos vacíos después de aportar una gran idea porque no se atrevieron a poner los términos del acuerdo por escrito o firmar un contrato?  He sido testigo de muchas ocasiones en que una brillante idea se ha dejado perder o era entregada de forma gratuita o por un porcentaje ínfimo porque no existía una cultura de emprendimiento en el país. Tengo que admitir que siempre han existido casos de personas que rogaron a sus familiares, amigos o relacionados para conseguir el capital para desarrollar un negocio con propiedad compartida.

Este movimiento emprendedor es una gran revolución que genera un mercado para las ideas, el talento, la creatividad, la innovación y la capacidad para construir un negocio viable. Por ejemplo, un joven universitario o un empleado cuarentón, que quiere independizarse, armado de una oportunidad articulada en un plan, puede buscar inversionistas para que le ayuden en la preparación del proyecto (inversionistas ángeles) o para la construcción del negocio (inversionistas de riesgo), quedando como socio importante de la empresa como en el caso reciente de Facebook.

Algunos expertos han pregonado por décadas que la indisponibilidad de crédito barato limita toda posibilidad de desarrollo empresarial. Sin embargo, también es cierto que la aparición de inversionistas ángeles y de riesgo rompe con esa limitante a cambio de que el emprendedor ceda una proporción de la propiedad de la empresa que depende fundamentalmente del potencial de rentabilidad del nuevo negocio, el monto de la inversión, el periodo de recuperación y el riesgo percibido.

Igualmente, otros señalan que la carencia de un mercado de capitales, en forma de bolsa de valores, restringe el proceso de emprendimiento. Es verdad que un mercado de capitales activo ayuda al emprendimiento; sin embargo, aunque no de manera tan eficiente, existen mercados privados en que se compran y venden las acciones. Una oferta pública puede generar millones, pero no es un obstáculo el no tenerla. Más aún, muchas empresas prefieren mantenerse como privadas para aislarse de la tiranía de los mercados. 

Lo importante es que ahora y aquí, en República Dominicana, tú puedes concebir una idea o descubrir una oportunidad, articularla en un plan y salir a buscar inversionistas. Es momento de que los creativos, innovadores y rompedores de paradigma dejen de regalar sus ideas o desperdiciar las oportunidades de negocios y las articulen en planes coherentes para aprovechar esta nueva era del emprendimiento.

miércoles, 25 de abril de 2012

JUAN BOSCH: La democracia es el hogar de la dignidad humana.

Puerto Rico. 29 de junio de 1965

El Departamento de Estado norteamericano (para los días de la guerra de Abril 1965) hizo publicar una lista de 53 comunistas dominicanos; después, una de 58; al fin, una de 77.

Debo aclarar que en el año 1963 en la República Dominicana había mucha confusión política, y algunos millares de personas, sobre todo jóvenes de la clase media, no sabían aún a ciencia cierta qué eran y qué querían ser, si demócratas o comunistas. Pero eso había sucedido en casi todos los países donde hubo dictaduras prolongadas, una vez pasaron esas dictaduras; y cuando transcurrió cierto tiempo y el panorama político se aclaró, mucha gente que había comenzado su vida pública como comunista se pasó al campo democrático. En 1963, la República Dominica necesitaba que se le diera tiempo al sistema democrático para aclarar la confusión.

(…), ahora bien, si no había comunistas suficientes para tomar el poder, había en cambio un fuerte sentimiento opuesto a que los comunistas fueran perseguidos, y el origen de ese sentimiento estaba en que durante su larga tiranía, Trujillo había acusado siempre a todos sus adversarios de ser comunistas, y los adversarios de Trujillo eran o muertos o torturados o perseguidos sin piedad; de manera que anticomunismo y trujillismo acabaron siendo términos equivalentes en el lenguaje político dominicano, y como trujillismo significaba crimen, anticomunismo pasó también a significar crimen. Por otra parte, los organismos de represión del país —la Policía y las Fuerzas Armadas— eran en 1963 los mismos, y con los mismos hombres, que habían sido bajo Trujillo. Si yo los usaba contra los comunistas, ese aparato de terror hubiera acabado actuando como lo había hecho en los tiempos de Trujillo, yo hubiera terminado en prisionero suyo y al final esas fuerzas desatadas hubieran destruido a las nacientes fuerzas democráticas dominicanas; pues para esos hombres, según habían aprendido de Trujillo, no había distinción entre demócratas y comunistas, y todo el que se opusiera a sus violencias y a su corrupción era un comunista y debía ser aniquilado.

Esta presunción mía era correcta, según lo probaron los hechos. Desde la misma madrugada del 25 de septiembre, día del golpe contra el Gobierno que yo encabezaba, comenzó la policía a perseguir y apalear sin misericordia a todos los demócratas no comunistas que a juicio de los jefes militares podían hacer resistencia al golpe de Estado. 

El propio jefe de la policía insultaba a los prisioneros llamándoles comunistas. Muchos líderes del Partido Revolucionario Dominicano fueron deportados, y —dato curioso— aunque se les permitió volver al país a numerosos comunistas que estaban en Europa, Rusia y Cuba cuando se produjo la caída de mi gobierno, no se les dio entrada de nuevo a los líderes del Partido Revolucionario Dominicano, y si alguno pudo volver fue deportado de nuevo inmediatamente. Durante los 19 meses del Gobierno de Donald Reid.

En los meses de mayo y junio de 1964 llegó a haber en las cárceles dominicanas, a un mismo tiempo, más de 1,000 miembros del Partido Revolucionario Dominicano acusados de ser comunistas.

Esa furia “anticomunista” desatada contra los demócratas dominicanos fue un factor de importancia en el estallido de la revolución de abril, pues el Pueblo combatió para reconquistar su derecho a vivir no sólo mejor sino también bajo un orden legal, no policial.

No hacía falta ser un genio político para darse cuenta de que si comenzaba un estado de persecución “anticomunista” a la manera clásica de un país educado por la tiranía, los policías y los militares perseguirían también, y sin duda más ceñudamente, a los demócratas de todos los partidos. Tampoco hacía falta ser un genio político para comprender que lo que se necesitaba en la República Dominicana no era estimular desde el Gobierno los hábitos hacia la persecución y el crimen que se hallaba en el fondo del alma de policías y soldados; lo que se necesitaba era fortalecer la democracia demostrándoles a todos los dominicanos y aún a esos mismos policías y soldados, que lo que más les convenía a ellos y al país era vivir bajo el orden legal de la democracia.

Ahora bien, en el panorama dominicano había una fuerza que en mi opinión determinaba el fiel de la balanza política, en lo que se refiere al punto de las ideologías y doctrinas, y esa fuerza era el Movimiento 14 de Junio.

Ya he dicho que de acuerdo con mis cálculos en el Movimiento 14 de Junio había una infiltración de menos de 50 comunistas, algunos de ellos en puestos directivos y otros en niveles más bajos. Pero debo advertir que en la dirección de ese partido, y en todos sus niveles, había mayoría abrumadora de jóvenes no comunistas y había muchos fuertemente anticomunistas.

¿Cómo se explica que hubiera comunistas junto con no comunistas y con anticomunistas?


Lo explica una razón: el Movimiento 14 de Junio era, en toda su extensión y en todos sus niveles, de un nacionalismo intenso, y ese nacionalismo se manifestaba sobre todo en términos de vivo antinorteamericanismo.

Es fácil comprender por qué la juventud dominicana de la clase media era tan nacionalista. Esa juventud quería a su país, deseaba verlo moral y políticamente limpio, deseaba que se desarrollara, y pensaba que Trujillo era quien impedía la moralización, la libertad y el desarrollo de su patria. Ahora bien, no es tan fácil comprender por qué su nacionalismo se manifestaba en términos de antinorteamericanismo.

Sencillamente, por sentimiento de frustración. Esa juventud, que no había podido deshacerse de Trujillo, pensaba que Trujillo estaba en el poder debido al respaldo de los Estados Unidos. Para ellos, los Estados Unidos y Trujillo eran socios, ambos culpables a partes iguales de lo que sucedía en la República Dominicana, y por tanto su antitrujillismo se convirtió naturalmente en antinorteamericanismo.

No discuto aquí si tenían razón o no la tenían; sólo expongo el caso. Yo sabía que en los Estados Unidos había personajes que apoyaban a Trujillo y otros que lo atacaban. Pero los jóvenes dominicanos que vivían en el país sabían lo primero y no sabían lo segundo, pues Trujillo se encargaba de dar la mayor publicidad posible a cualquier manifestación, por pequeña que fuera, del respaldo que le ofreciera directa o indirectamente un ciudadano de los Estados Unidos, lo mismo si se trataba de un senador que de un turista anónimo, y en cambio impedía de manera escrupulosa que a Santo Domingo llegara la menor noticia de un ataque que le dirigiera cualquier norteamericano. Así, los jóvenes dominicanos sabían que Trujillo tenía defensores en los Estados Unidos, no enemigos.

El fiel de la balanza política dominicana estaba en el vivo antinorteamericanismo del Movimiento 14 de Junio, en el cual se agrupaban los jóvenes más vehementes y hasta más capacitados técnicamente —no políticamente—, pues era en ese sentimiento antinorteamericano donde más efecto podía hacer la prédica comunista, y además era en esa juventud nacionalista donde los comunistas podían formar los líderes que necesitaban.

 (…). Mi gobierno tenía que evitar a toda costa que los jóvenes nacionalistas perdieran la fe en la democracia. Poco a poco, a medida que pasaban los días y se afirmaba en la República Dominicana un estado de ley con amplias libertades democráticas.

(…). El resultado inmediato fue el golpe de septiembre de 1963, pero el resultado tardío fue la revolución de abril de 1965 y el imperdonable traspié de la intervención militar de los Estados Unidos en Santo Domingo.

En 1963, los comunistas dominicanos eran tan escasos en número y tan débiles en organización, que cuando se estableció el Partido Social Cristiano se presentó como militantemente anticomunista y persiguió a los comunistas con palos y piedras —y hasta tiros— en las calles sin que los comunistas pudieran hacerle frente. Sin embargo, los socialcristianos no tardaron en darse cuenta de que la mejor fuente de jóvenes de que disponía el país era el Movimiento 14 de Junio, y entonces cesaron en su lucha callejera contra los comunistas y se dedicaron a predicar contra el “imperialismo norteamericano” y contra las injusticias del sistema social dominicano; y cuando demostraron con esa prédica que no eran un partido pronorteamericano y que reclamaban reformas en las estructuras del país, comenzaron a recibir adhesiones de jóvenes que habían sido miembros del Movimiento 14 de Junio y de muchos otros que no se habían definido aún en el campo político, pero tenían ya idea clara de lo que deseaban ser: nacionalistas y demócratas. Sin que hubiéramos cambiado ideas sobre el punto, los líderes socialcristianos acabaron comprendiendo que la clave del porvenir político dominicano estaba en asegurarles a los jóvenes nacionalistas una democracia digna y constructiva.

Eso que los socialcristianos comprendieron ya en 1963 lo hubieran comprendido otros sectores políticos si se le hubiera dado tiempo a la democracia dominicana. Pero no se le dio.

Los círculos dominicanos y de los Estados Unidos que se conocen como de extrema derecha, se lanzaron sobre la democracia dominicana con una ferocidad digna de otro destino bajo la consigna de que el Gobierno que yo presidía era débil con los comunistas.

Este es el momento de analizar con brevedad la debilidad y la fuerza, sí es que estos dos términos significan conceptos contrapuestos. Por lo visto hay dos maneras de encarar los problemas políticos; una es usando la inteligencia y otra es usando la fuerza. Según esto, la inteligencia es débil, y el uso de la inteligencia, señal de debilidad. Yo pienso que una materia tan compleja como es la que se refiere a las ideas y a los sentimientos políticos debe ser tratada con inteligencia. Pienso también que la fuerza es un concepto que expresa valores diferentes, según se esté en los Estados Unidos o en la República Dominicana.

 En los Estados Unidos, el uso de la fuerza quiere decir aplicación de la ley sin crímenes, sin torturas, sin exilios, sin barbarie; en la República Dominicana quiere decir todo lo contrario: no se aplica ley alguna sino que se ponen en acción todos los instrumentos de la tortura, sin excluir el asesinato. Cuando un policía dominicano dice de una persona que es comunista, está diciendo que él, el policía, tiene todo el derecho —y hasta el deber— de apalearla, dispararle y matarla. Y como ese policía no sabe distinguir entre un demócrata y un comunista, es muy posible que al disparar y matar esté disparando y matando a  un demócrata. Son muchos los centenares de demócratas muertos por la policía dominicana en los últimos años debido a que eran “comunistas”. No es fácil cambiar la mentalidad de la gente que se enrola como policía en la República Dominicana si no se da tiempo para lograrlo.

Cuando los colonos norteamericanos colgaron en Salem a unas mujeres bajo la acusación de que eran brujas, los que las colgaron creían absolutamente que eran brujas, y sin embargo, hoy no se encontraría un norteamericano en uso de su razón que crea que eran brujas. Cuando a un policía dominicano se le dice que debe perseguir a un joven porque es comunista, él cree con toda su alma que su deber es matarlo. El problema que se le planteaba al Gobierno que yo presidía era escoger entre el uso de la inteligencia y el uso de la fuerza mientras transcurría el tiempo necesario para que los jóvenes exaltados y los policías aprendieran a distinguir entre la democracia y el comunismo; y si escogía el uso de la fuerza, el Gobierno dejaría de ser democrático en una o dos semanas, porque el crimen policial se hubiera derramado por el país. 

Si se me permite seguir hablando en términos de inteligencia y de fuerza, pienso que mis ideas acerca de la inteligencia y la fuerza se aplican al propio comunismo en su lucha por la conquista del poder. Ningún partido comunista, en ningún país del mundo, ha podido llegar al poder sólo porque haya sido fuerte; ha necesitado además tener un líder inteligente, de capacidad por encima del nivel corriente. Los comunistas dominicanos no tenían en 1963 fuerza suficiente y no tenían un líder capaz de llevarlos al poder.

En 1963, el comunismo dominicano estaba en su infancia y se hallaba, como el comunismo venezolano en 1945, dividido en grupos que no podían unirse fácilmente. Sólo la larga dictadura de Pérez Jiménez pudo crear el ambiente adecuado para que los diferentes grupos comunistas de la Venezuela de 1948 se unieran en un solo partido, y la falta de un liderazgo de capacidad reconocida ha evitado que a pesar de la fuerza actual que posee, el comunismo venezolano haya podido alcanzar el poder.

¿Cuántos comunistas hay en Francia, cuántos en Italia?

Pero ni el comunismo francés ni el italiano han tenido líderes capaces de llevarlos al poder. En el caso dominicano, ni hay fuerza ni hay inteligencia.

Yo no puedo esperar que hombres como Wessin y Wessin, Antonio Imbert o Jules Dubois sepan estas cosas, piensen en ellas y actúen en consecuencia. Pero lógicamente tenía derecho a esperar que en Washington hubiera quien conociera la trama política dominicana y el papel que podían jugar los comunistas en mi país. Por lo visto, yo estaba equivocado. En Washington conocen del problema dominicano sólo lo que Informan Wessin y Wessin, Antonio Imbert y Jules Dubois.

La falta de conocimiento adecuado equivale a una anulación del poder de la inteligencia, sobre todo en el campo político, y eso es de malos resultados. Cuando la inteligencia queda anulada, su puesto lo ocupa el miedo, y hoy se ha esparcido por los países de América un miedo al comunismo que nos lleva a todos a matar la democracia por temor de que la democracia sea la máscara del comunismo.

Me parece que hemos llegado al punto en que consideramos que la democracia es incapaz de resolver los problemas de nuestros pueblos. Y si en verdad hemos llegado a ese punto, no tenemos nada que ofrecerle a la humanidad. Estamos negando nuestra fe, estamos destruyendo las columnas del templo que durante toda la vida ha sido nuestro amparo. “Estamos”, no; digo mal. Están otros. Porque a pesar de todo lo que ha sucedido, yo sigo creyendo que la democracia es el hogar de la dignidad humana.

San Juan, Puerto Rico,
18 de junio, 1965.

lunes, 23 de abril de 2012

Testimonio de Jottin Cury: La ONU, Caamaño y yo

Jottin Cury 
Del Listín Diario 
Jottin Cury dijo que luego del incidente el coronel Francisco Alberto Caamaño no demoró en manifestarle su aprecio por la gestión realizada.


Un episodio histórico ignorado



  Eran los días duros de la revolución de abril. Los liberales, conocidos después universalmente como los constitucionalistas, que luchaban por una democracia aceptable, no tenían aún la experiencia política que guiara sus pasos conforme a las reglas de los tiempos imperantes. Pocos conocían los juegos sucios del imperialismo norteamericano, y aunque la actitud de Washington frente a la Cuba de Fidel Castro bosquejaba ya el rebañeguismo de la Organización de Estados Americanos (OEA), ignoraban que sus trapacerías alcanzaran extremos tan lastimosos en 1965. 

Cuando estalla la contienda en los finales de abril, el obtuso William Tapley Bennet, entonces embajador de los EEUU, nación embarcada ya en su Guerra Fría con la Unión Soviética, y en este hemisferio con el castrismo de Fidel, torpemente asume partido por el gobierno de facto que detentaba el poder. Los militares insurgentes, seguidos por la inmensa mayoría de nuestro pueblo, vencen a los golpistas de 1963 y a la mimada oligarquía criolla que aduló a Trujillo durante un tercio de siglo. 

El luctuoso 28 de abril de aquel 1965, Lyndon B. Johnson ordena el desembarco de miles de tropas y armas en nuestro suelo. Los fantasmas de Marx y Lenin, tropicalizados a poca distancia de las playas dominicanas, le quitan el sueño a este ex maestro de escuela convertido por obra y gracia de un crimen horrendo en jefe supremo de la nación más poderosa de la tierra. Pero las cosas se le complican a este pobre hombre, porque la reacción mundial adopta forma de ácidos vituperios contra su brutal atropello. Su minúscula mentalidad y la de sus halcones buscan el remedio en un zafacón político que entonces dominaban a su antojo y en el que acostumbraban a echar sus propias culpas: la Organización de Estados Americanos (OEA). 

Se escogen cinco nombres de aquel hato obediente: Ricardo Colombo, Ilmar Penna Marinho, Alfredo Vázquez Carrizosa, Carlos García Bauer y Frank Morrice Jr. Huelga decir que esa selección sirvió para conformar el Comité Especial de la OEA, aparentemente llamado a resolver trabajos en el diferendo dominicano. Bruce Palmer cobró vida en esos días, detrás de cuyo uniforme se escondía el verdadero jefe de de la Fuerza Interamericana de Paz, grosera engañifa de los norteamericanos para golpear de trasmanos a los países subdesarrollados de América Latina. El Comité de la OEA, que desde el 3 de mayo de ese año mancilló con su presencia el suelo dominicano, le imputó con vergonzoso descaro a los constitucionalistas todas las violaciones a los acuerdos, suscritos en las primeras semanas de la contienda. 

Piero Gleijeses, autor de uno de los trabajos más completos y veraces de la Guerra de Abril, titulado La Crisis Dominicana, editado originalmente en inglés en 1978, y luego en 1984 y 1985 en español por el Fondo de Cultura Económica, de México, citando a Jerome Slater, autor de Intervention and Negotiation, traslada de la obra de este último un párrafo del cual extraigo uno que se refiere a Ricardo Colombo y sus falaces compañeros: 

“Existe acuerdo casi unánime entre los funcionarios estadounidenses, dominicanos y de la Unión Panamericana en cuanto a queÖel comité era indolente, fácilmente susceptible a la petulancia, y en general incompetente. No solo eso, sino que el comité parecía hacer todo lo posible para hostilizar a los constitucionalistas, y en poco tiempo había comprometido a tal punto su posición de mediador que cualquier compromiso en lograr un acuerdo estaba llamado a fracasar”. No prolongo la cita, extensa para un artículo periodístico, pero no puedo privarme del placer de constatar que lo que resta de ella es triturador. Además, innúmeros testimonios verbales y escritos, públicos y privados, afirman con indignación que el Comité Especial de la OEA fue para nosotros un obstáculo, cuya permanencia en el terreno de los hechos nos hubiera acarreado fatales consecuencias. Teníamos necesidad de un organismo internacional que le presentara al mundo una versión real de lo que estaba sucediendo en Santo Domingo. 

Yo, como Canciller de la Revolución, sabía que vivíamos tiempos revueltos, y en tiempos revueltos, los minutos valen más que el oro. Caamaño, Fernández Domínguez, Montes Arache, Lachapelle, Lora Fernández, Núñez Noguera, Gerardo Marte y miles de héroes más, continuamente se hallaban inmersos en un duelo a muerte con los extranjeros intrusos que llegaron para imponernos su voluntad política. ¿Qué hacer? ¿Reunir a un gobierno en armas para que en una o más reuniones discutiéramos lo que pintaba como una necesidad urgente que no admitía demora? ¿Oír opiniones dispares, mientras los norteamericanos y latinoamericanos serviles asesinaban a nuestros muchachos en la Zona Norte? 

Cable a U Thant
No lo pensé dos veces, y con mi máquina sobre las rodillas, la misma en la que escribí tantos memoriales de defensa para los tribunales, comencé aquella mañana a teclearle un mensaje a U Thant, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, invitándole a penetrar en terrenos políticos que se consideraban prohibidos. Acusé a la OEA y a su Misión Especial de falsear todo lo que sucedía en mi país, a la vez que sugería el nombramiento de un representante que ayudara a impedir el atropello de los EEUU en Santo Domingo. No consulté a nadie, pero el radiograma a U Thant actuó como un corrientazo mundial, ya que sin pérdida de tiempo produjo lo deseado: la ONU intervino en lo que se consideraba un problema regional exclusivo de la OEA. 

José Antonio Mayobre, venezolano de gratísima recordación para los dominicanos de buena voluntad, fue designado como observador de la ONU. Washington no se quedó atrás, y sin mayores miramientos despachó sabe Dios a que mal lugar a Ricardo Colombo y a sus adláteres, sustituyéndolos por Ellsworth Bunker, Ilmar Penna Marinho y Ramón de Clairmont Dueñas, estos últimos actuando de relleno del primero, quien llevaba la voz cantante en la mesa de negociaciones, en la cual aprendí que la fuerza es, en múltiples ocasiones, más efectiva que el derecho. 

Sin embargo, el punto neurálgico de estas breves memorias es el que ahora me aventuro a relatarÖ¡y a escribir! Mi irreprimible decisión de entregarle a las ondas hertzianas una verdad que no podía callar, de expresarle al mundo, sin consulta previa, que se imponía la intervención de la Organización de las Naciones Unidas para arrojar de este país a la Comisión Especial de la OEA, terminó por generar un sordo malentendido entre Caamaño y yo. Horas después, en la tarde de ese día caliente cuando el cable a U Thant había recorrido ya todas las paredes del planeta, el Coronel se percata de una situación diplomática diferente a la que nos estaba rigiendo en esos primeros días de enfrentamiento. A su retorno al centro de la ciudad, después de un fiero batallar con los invasores, alguien le informó que yo había cometido un grave error al humillar a la OEA pidiendo la intervención de la ONU en un conflicto que caía dentro de los marcos geográficos del hemisferio americano. 

Busqué el encuentro, y al saludarlo mientras él permanecía acostado en su habitación provisional, levantó la vista y me volvió la espalda, en airada actitud de reproche. Me dolió el extraño proceder, y sin decir nada, retorné a la sala llena de combatientes y de gente. Mi amigo Quique Acevedo, que se hallaba entre los presentes, me confió que uno de los visitantes le había informado al Coronel Caamaño el apoderamiento de la ONU, retorciéndole los hechos de una evidencia que enardecía de rabia a los constitucionalistas. Jerome Slater y todos los estudiosos de ese hecho histórico han condenado en los términos más duros a la OEA, como lo prueba el repudio que sufrió ese organismo regional a partir de entonces. 

¿Quién le dio una visión equivocada al valiente y heroico Coronel? El responsable es y sigue siendo un buen amigo mío. No lo nombro porque es un dominicano que ha luchado y lucha con denuedo por un país mejor. El Coronel de Abril no demoró después en manifestarme con actitudes su alto aprecio por la gestión realizada, guardándose de mencionarla por su nombre. Y no puedo ocultar mi enojo el ver la publicidad que reciben ciertos personajes que jamás dispararon un tiro, que fueron nombrados en cargos públicos del país revolucionario mediante decretos que firmaba Caamaño, raspado el uniforme por el plomo enemigo, inmensamente preocupado por los problemas políticos que gravitaban sobre su espíritu. Me duele que algunos oportunistas se aprovecharan de su amistad después de su muerte, para pasarle facturas millonarias a la República, ora ejerciendo funciones sin el obligado control que manda un régimen adecuado, ora pidiendo apartamientos a gobernantes de turno, como se constata en publicaciones oficiales. 

¡Dios le dé paz eterna a los que cayeron en la trinchera del honor luchando por una honradez pública y privada que otros mancillan con mentiras y egoísmos! 

La revolución del 24 abril 1965

  La Guerra Civil Dominicana, también conocida como Guerra de Abril, Revolución del 65, o simplemente Revolución de Abril, constituye uno de los hechos más relevantes en la historia reciente de la República Dominicana.
El conflicto se inicia cuando un grupo de oficiales jóvenes del ejército y la policía se propone restaurar el gobierno constitucional del presidente Juan Bosch derrocado en Septiembre de 1963, primer gobierno elegido democráticamente en las urnas tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo. El derrocamiento fue ejecutado por las Fuerzas Armadas Dominicanas. El conflicto provocó la intervención de los Estados Unidos en el país con el pretexto de evitar el establecimiento de otro gobierno comunista en el hemisferio occidental.


Antecedentes. 

Después del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, ocurrida el 30 de mayo de 1961. En la República Dominicana fueron convocadas las primeras elecciones libres en fecha 20 de diciembre de 1962. En ese certamen electoral resultó electo el profesor Juan Bosch con un 58.7% de los votos; por lo que fue el primer presidente elegido democráticamente en cuarenta años.

Bosch tomó posesión el 27 de Febrero de 1963 y, desde el primer momento quiso establecer cuatro prioridades fundamentales para su gobierno: el respeto pleno a la independencia de los tres Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; el respeto pleno a los derechos civiles y políticos de todos los ciudadanos; el respeto pleno a la utilización honrada y eficiente de los poderes y fondos públicos; y el respeto pleno a un régimen de igualdad de oportunidades para todos.

Ese mismo año, se redactó la Constitución del 1963, reconocida como la más liberal de la historia dominicana. Ésta establecía, entre otros derechos individuales y sociales; la libertad de expresión, la libertad política, que los trabajadores el derecho de los proletariados a recibir beneficios de parte de las empresas donde trabajaban, el derecho a una vivienda propia, igualdad para los hijos naturales y legítimos, además el retorno de los disidentes políticos y exiliados.

No obstante, porque el profesor Juan Bosch fue un presidente que creía en la dignidad y en el derecho que tenía el pueblo dominicano de vivir y desarrollarse en una democracia con libertades humanas y de haber dado inicio a una gestión gubernativa de incuestionable honestidad, la gran mayoría de los sectores conservadores y pro-norteamericanos le acusaron de comunista. Sorpresivamente, las Fuerzas Armadas ejecutaron un Golpe de Estado en la madrugada del 25 de septiembre de 1963, estimulado y apoyado desde el exterior, y que fue encabezado por el general Elías Wessin y Wessin.

El Golpe de Estado. 

El partido Unión Cívica Nacional y los demás partidos minoritarios, fuertes opositores del gobierno democrático de Bosch, no estaban de acuerdo con los principios e ideales de adecentamiento y reforma de la nación dominicana, por lo que siguieron conspirando contra del gobierno recientemente elegido.

Guido D. Alessandro, dirigente del Partido Revolucionario Social-Cristiano, denunció que la profesora Leydi Esther [cita requerida] se negó a firmar un documento elaborado por el presidente venezolano Rómulo Betancourt y otros líderes extranjeros. Dicha denuncia fue una estrategia política tomada como punto de partida por un movimiento llamado Acción Dominicana Independiente (ADI) para atacar el gobierno de Bosch. Los cívicos y la ADI presidida por el Dr. José Andrés Aybar Castellanos aprovecharon la ausencia del profesor Juan Bosch (del 14/09/1963 hasta 18/09/1963) para aumentar las actividades de sublevación contra el gobierno.

Algunos días luego de regreso del presidente, el Golpe de Estado se efectuó. El 25 de Septiembre de 1963, cuando el presidente ordenó la destitución del coronel Wessin y Wessin de la Fuerza Aérea, y la misma fue rechazada por el alto mando de militares, el profesor debió destituirlos también.

Ante tal actitud de desobediencia, el profesor Juan Bosch amenazó con renunciar ante el Congreso, pero los mandos militares se opusieron. En la madrugada asaltaron el Palacio Nacional y en horas de la mañana, difundieron la noticia del derrocamiento del profesor Bosch, y la puesta en vigencia de la Constitución del 17 de Septiembre de 1962, constituyendo un golpe a la democracia y un retroceso del derecho constitucional.

El profesor Bosch sale exiliado a la isla de Puerto Rico. Las Fuerzas Armadas juramentaron un Triunvirato civil luego de firmado un acuerdo con los partidos que resultaron perdedores de las elecciones.

Los Miembros del Triunvirato fueron:

Dr. Emilio de los Santos (presidente)
Dr. Ramón Tapia Espinal
Dr. Manuel Tavares Espaillat
[editar] Sublevación del 14 de Junio. El 29 de septiembre se rebeló contra el triunvirato el grupo denominado Movimiento Revolucionario 14 de junio los cuales declararon la guerra abierta, pero el 21 de diciembre fueron asesinados la mayoría de sus líderes y miembros entre lo que figura Manuel Aurelio Tavares Justo (Manolo, principal líder)

Este crimen consternó el pueblo tanto así que el Dr. Emilio de los Santos renunció a la presidencia del triunvirato.

Segundo Triunvirato ,Tras la renuncia del Dr. Emilio de los Santos de la presidencia del triunvirato el Dr. Donald Reid Cabral asume la presidencia.

Durante esta gestión el país entró en una crisis económica en la que tuvo que firmar con el Fondo Monetario Internacional con lo que se buscaba una solución pero se convirtió en un motivo de revueltas populares y un aumento en la corrupción de los administradores públicos.



La deuda del país era de 11 millones de dólares y al caer el triunvirato estaba en 150 millones de dólares. Este triunvirato sólo pudo mantenerse en el poder gracias al apoyo de los Estados Unidos, la iglesia católica y los generales trujillistas a los que les dio diferentes privilegios extraordinarios tales como abrir cantinas para vender productos de contrabando traídos en aviones de la fuerza aérea.

La situación que imperó tras el resurgimiento de las raíces del partido dominicano trujillista provocó que el doctor Joaquín Balaguer, quien había fundado el Partido Reformista Social Dominicano (PRSC) en nueva york y el profesor Juan Bosch se unieran en un acuerdo firmado en Río Piedras, Puerto Rico, en la que acordaban unir fuerzas para derrocar el Triunvirato. Esta unión causo debilidad en el triunvirato a los que se les sumó diferentes situaciones en la que dicha alianza tuvo influencia:

· Constantes huelgas por parte de los trabajadores en las empresas estatales.

· Paro de los chóferes del transporte público.

Esto obligó a que el Triunvirato mantuviese a la policía en la calle para aplacar los disturbios y arrestar a los dirigentes sindicales, políticos y estudiantiles.

Reid Cabral, buscando apaciguar el pueblo, abrió las elecciones para septiembre de 1965 pero sin la participación del Prof. Bosch y el Dr. Balaguer, líderes de los dos partidos mayoritarios. Reid pensaba que podría ganarle con el apoyo de una parte del PRD que creía, que la crisis se podría solucionar con las elecciones.

El Prof. Bosch siguió organizando las conspiraciones contra el triunvirato desde Puerto Rico con el apoyo de los sindicatos y grupos estudiantiles, a los que se le sumó el grupo de militares que estaban descontento por el mal trato de los superiores, que estaban beneficiados por el triunvirato.

El sábado 24 del mes de abril del 1965 se sublevaron los campamentos militares 16 de agosto y 27 de febrero dando el golpe de estado al triunvirato y al gobierno de Donald Reid Cabral a quien nadie salió a defender mas fue respaldado por el partido del PRD y el pueblo que pedía el retorno del profesor Juan Bosch y la constitución del 1963.

Los militares obligaron al presidente del triunvirato a renunciar y juramentaron al Dr. Rafael Molina Ureña como presidente provisional de la República. Inmediatamente se anunció el retorno de la constitución del 1963 y el posible retorno del profesor Juan Bosch.

La juramentación del Dr. Rafael Molina Ureña se hizo acorde con lo establecido en la constitución del 1963, que establecía que a falta del presidente, vicepresidente, presidente del senado, le correspondía al presidente de la cámara de diputados ocupar la presidencia de la República.

El teniente coronel Miguel Hernando Ramírez fue designado ministro de las Fuerzas Armadas; el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en interior y el señor Máximo Lovatón en relaciones exteriores.

El General Elías Wessin y Wessin se opuso inmediatamente a estas medidas e instruyó a sus tropas que bombardeasen el palacio nacional y que le ametrallasen a los llamados "constitucionalistas".

El pueblo exigió que se le diese armas. Tan pronto como se las dieron, asaltaron todos los cuarteles que estaban opuestos a la constitución del 1963, lo cual dividió a la capital dominicana en dos partes: la de los Constitucionalistas y los de la CEFA que eran los del General Elías Wesin y Wessin.

Domingo 25 de abril, en las primeras horas de la mañana los militares constitucionalistas entran a la ciudad de Santo Domingo y obligan a renunciar a Reid Cabral. El pueblo se lanza a las calles ocupando el Palacio Nacional en respaldo del contragolpe de estado. En la sede del Palacio Nacional un grupo de militares forma el "Comando Militar Revolucionario", encabezados por los coroneles Vinicio A. Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez Ramírez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Eladio Ramírez Sánchez, que asume el poder a las 10:30 a.m.

Esa misma noche se traslada el poder a una autoridad civil, en la persona del Dr. Rafael Molina Ureña como presidente provisional y quien había sido el Presidente del Senado durante el Gobierno de Bosch. Momentos después, se anuncia el restablecimiento de la constitución del 1963 y el regreso del profesor Bosch ese mismo día desde Puerto Rico.

Sin embargo, en la base aérea de San Isidro, en el llamado Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) los generales Wessin y Wessin e Imbert Barrera se oponen al retorno de Bosch y al restablecimiento de la constitución de 1963. De inmediato, comienzan los bombardeos y los ametrallamientos aéreos al palacio presidencial y otras posiciones de los constitucionalistas.

Las organizaciones populares exigen que se le entreguen armas al pueblo, el cual ya se había volcado a celebrar el retorno de la institucionalidad al país.

Durante toda la mañana continuaron los bombardeos al Palacio Nacional y otras zonas de la ciudad. En la Base Militar de San Isidro, a 40 kilómetros de la ciudad capital, el general Elías Wessin y Wessin se mantiene firme preparando la entrada de sus tropas a Santo Domingo.

Martes 27 de Abril, la Marina de Guerra, hasta ese momento neutral en el conflicto, se une a las fuerzas de Wessin, y sus barcos bombardean al palacio presidencial donde se encontraba el Presidente Provisional, Rafael Molina Ureña. La fuerza aérea arrecia sus bombardeos contra la ciudad. Para contrarrestar los bombardeos, los constitucionalistas instruyen al pueblo a que ponga espejos encima de las casas para que los reflejos molesten a los aviones.

La presidencia provisional, emite un comunicado: "El Poder Ejecutivo hace de conocimiento público, que en virtud de haberse establecido la vigencia de la constitución del 63, que consagra en su artículo 66 la imposibilidad de expulsar del país a ningún dominicano, todos los nacionales que fueron arbitrariamente desterrados de la República, pueden regresar libremente al suelo patrio; se hace observar al ex presidente Joaquín Balaguer, que en esos momentos estaba exiliado, la posibilidad de retornar a la brevedad posible al país para hacerle compañía a su madre que ya estaba en su lecho de muerte"

  Ante la gravedad de la situación, el presidente provisional Rafael Molina Ureña y miembros del alto mando constitucionalista, entre los que se encontraban los coroneles Vinicio Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez, entre otros, y varios dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, se dirigen a la Embajada estadounidense para tratar de conseguir su mediación, para lograr un acuerdo con los militares de San Isidro. Luego de una acalorada discusión, el embajador estadounidense William Tapley Bennett[4] llama por teléfono a Caamaño, diciéndole que sólo falta él en la reunión; Caamaño respondió "Dígale a Wessin que detenga los bombardeos" pero él (Bennett), les dice a los constitucionalistas "Éste no es el momento de negociar, sino de rendirse de inmediato". El presidente interino Rafael Molina Ureña, renunció y procedió a asilarse en la embajada de Colombia. Igual camino siguieron otros dirigentes constitucionalistas. Cuando todos los oficiales militares salían del despacho del embajador estadounidense, el coronel Caamaño llegó y se detuvo en la puerta y le dijo: "Permítame decirle que seguiremos la lucha suceda lo que suceda".

Al salir de la embajada ya las unidades del coronel Wessin, apostadas en la Base Aérea de San Isidro, avanzaban hacia el centro de la ciudad, por lo que intentaron usar el puente Juan Pablo Duarte, el único paso disponible en aquella época para cruzar el río Ozama que divide la capital dominicana. Caamaño, junto a otros colaboradores cercanos, se dirigió al puente.

Es a partir de este momento, que el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, queda como jefe absoluto del movimiento revolucionario.

La Batalla del Puente Duarte las 9:30 a.m. las tropas de Wessin empiezan a tomar posiciones en el margen oriental del Puente, aviones de Havilland Vampire MKII y Mustang P-51 de la poderosa Aviación Militar Dominicana, también bajo el mando de Wessin, empiezan a ametrallar posiciones del bando constitucionalista como avanzada de la incursión terrestre (Los Campamentos sublevados y el Palacio Nacional principalmente), Los militares constitucionalistas disponían de menores recursos para hacerles frente. Wessin había enviado una columna de tanques AMX-13 Franceses, un batallón de infantería y una de artillería contra dos batallones de Artillería del Ejército. Cada uno portaba con fusiles, ametralladoras, granadas y ocho cañones tipo Obús de la Primera Guerra Mundial. Por lo que dirigentes civiles hacen una proclama a la población civil, por los medios de comunicación, para que apoyara a las fuerzas defensoras constitucionalistas con "Piedras, palos, con lo que sea". Debido a esto, empiezan a aglomerarse miles de civiles en el margen occidental del puente, para evitar que las tropas de San Isidro avanzaran.

Recién pasado el mediodía, la columna de AMX-13 avanza con poco apoyo de infantería, por lo que el mando constitucionalista decide incursionar la línea que estaba siendo castigada por disparos, en tres puntos, cada una con algunos militares y cientos de civiles, comandados por los Coroneles Manuel Ramón Montes Arache, Fabio Chestaro y Caamaño. Con su acción no permiten avanzar los tanques y logran romper la línea a las dos horas de combate; al mismo tiempo son bañados por ráfagas calibre .60 desde el aire. A esto, se suman los civiles que bloquean su paso con lo que encuentran: grandes rocas, autos, hasta ellos mismos.

Al romper la línea, los constitucionalistas aprovecharon para atacar directamente los tanques, algunos de ellos al ver su línea rota, deciden regresar; otros se atrincheran en los alrededores de la margen occidental y tres son asaltados y tomados por el pueblo y los militares. Las unidades de la última parte de la línea se repliegan a la margen oriental, lo que es aprovechado para bloquear el puente con autos y dos enormes camiones de carga de caña de azúcar, que dificultaban el regreso de los tanques.

Las fuerzas de San Isidro no logran penetrar a la ciudad, lo que se une a las demás victorias del bando constitucionalista, los días 27 y 28 de abril y se asegura la victoria en la Guerra Civil Dominicana del bando que defendía la vuelta a la constitución de 1963.

El profesor Juan Bosch desde Puerto Rico y ante la imposibilidad de regresar al país, delega sus derechos constitucionales al coronel Caamaño. Esto sucede mientras el congreso se reúne de emergencia y proclaman a Caamaño presidente de la República

[editar] Miércoles 28 de Abril 
Retrato de Lyndon B. Johnson. Con los esfuerzos de la embajada de los Estados Unidos se crea en la base aérea de San Isidro una junta militar presidida por el Coronel Pedro Bartolomé Benoit (el Coronel Elias Wessin y Wessin no es tomado en cuenta por su protagonismo en los primeros días de lucha). A las primeras horas de la mañana, los constitucionalistas comandados por el Coronel Lora Fernández inician el ataque a la Fortaleza Ozama, cuartel general de los cascos blancos.

Esa mañana el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson anuncia el envío de un pequeño contingente de soldados de la infantería estadounidense a Santo Domingo. Su misión alegada: proteger el perímetro de la embajada estadounidense y salvar la vida de los ciudadanos estadounidenses y de otras nacionalidades que lo solicitasen

Ese día desembarcaron 400 infantes de la marina estadounidense e iniciaron la evacuación de los ciudadanos estadounidenses y de otras nacionalidades residentes en Santo Domingo.

En la noche del 28 de abril el embajador estadounidense enviaba un cable comentando sobre la situación el cual leía: "The generals at San Isidro were dejected, several were weeping, and one was histerically urging "retreat" (traducción libre: Los generales en San Isidro estaban desahuciados, algunos llorosos, y uno urgía histéricamente a "retirada"). El embajador agregaba que "elementos castroides" se llevarían la victoria. Con este comentario la administración estadounidense se posicionaba en contra de la causa rebelde. Se iniciaba una campaña de descrédito para las fuerzas rebeldes al invocar el sentimiento anticomunista. En la memoria estadounidense aún estaba fresca la crisis de los misiles y el confrontamiento con Cuba y la Unión Soviética, y la opinión pública estadounidense debatía a diario los enfrentamientos en Vietnam.

Las noticias mundiales estaban enfocadas en la Guerra de Vietnam y en Santo Domingo. Es así que las agencias internacionales de prensa comienzan a difundir el 5 de mayo una lista de 54 supuestos agentes del comunismo, infiltrados en el movimiento constitucionalista que según el gobierno estadounidense pretendía convertir la República Dominicana en otra Cuba. Una buena parte de la lista:

Antonio Abreu Fiallo
Luís Acosta Tejeda
José Estrella J. Armach
Andrés Avelino García
Máximo Bernard Vásquez
Moisés Blanco Genao
Norge Botello Fernández
Benjamín Bujosa Mieses
Pedro Conde Sturla
Lourdes Contreras Pérez
Jaime Capell Bello
Asdrúbal Domínguez G.
Félix Servio Ducodray M
Rafael Estévez Weber
Luís Gómez Pérez
Homero Hernández V.
Pedro Mir
Diomedes Mercedes B
Dato Pagan Perdomo
Juan Miguel Román Díaz
Jesús de la Rosa
Rafael Taveras Rosario
Hugo Tolentino Dipp
Abelardo Vicioso G.
Emma Tavarez Justo
Fidelio Despradel Roque
Delta Bohemia Soto de V
Tony Isa Conde
Narciso Isa Conde
Euclides Gutiérrez Feliz
Manuel González y González, el gallego
Baldemiro Castro G.



Jueves 29 de Abril, los constitucionalistas toman por asalto la Fortaleza Ozama con su arsenal de armamentos y hacen prisioneros a numerosos agentes de la policía. El CEFA y los sectores opuestos a la revolución acusan a las tropas de Caamaño de estar dominadas por comunistas.

Mientras tanto el entonces presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson afirmó “Los Estados Unidos no pueden, no deben y no van a permitir el establecimiento de otros gobiernos comunistas en el hemisferio occidental”.

El Presidente Johnson, acusando a la revolución constitucionalista de comunista ordena el desembarco de 42,420 militares entre marines y soldados de la 82ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos, mientras la VII Flota de la Armada estadounidense bloqueaba y cañoneaba la ciudad de Santo Domingo, con el propósito de controlar la situación del país.

Segunda Etapa de la Guerra. 

Invasión Estadounidense, el 30 de abril llegó a Santo Domingo, John Bartlow Martin, enviado especial del presidente Johnson bajo cuyos auspicios quedó disuelta la junta militar presidida por Benoit y se creó el Gobierno de Reconstrucción Nacional, bajo la presidencia del general Antonio Imbert Barrera quien de inmediato tomó juramento ante un juez de la Suprema Corte de Justicia y convocó una manifestación de respaldo a su gestión frente al edificio del congreso nacional.

Las palabras de Imbert al tomar posición fueron “Todo el pueblo dominicano sabe que yo no me encuentro dirigiendo el Gobierno de Reconstrucción Nacional por satisfacer las arduas ambiciones de poder, circunstancias ajenas a mi personal situación y a mi personales deseos pero revestidas de enormes trascendencias para el país, me colocaron en la obligación moral de aceptar el cargo que ahora ocupo y desempeño, apenas estamos reorganizando las fuerzas armadas para comenzar una campaña ofensiva en contra de los comunistas”

El siguiente día preparó una ofensiva contra los constitucionalistas atacando por la zona norte, casa por casa, lo que los obligó a huir hasta la parte sur de Santo Domingo. Este acto causo un alto número de muerte en los civiles del cual no se sabe cuál es la cifra exactamente pero se cree que fueron 1700 civiles que asesinaron en esa ofensiva.[cita requerida]

La Comunidad Internacional comenzó a condenar la intervención por parte de los estadounidenses; entre los países que más criticaron este hecho estaba Venezuela, seguida por casi toda América Latina.

Luego de intensificarse las protesta en Hispanoamérica, los dominicanos residentes en Nueva York se unieron a las protestas causando como consecuencia que la Unión Soviética convocara el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas donde el secretario-general, U Thant, decidió enviar una misión de observadores para que le informasen de la situación.

Los Estados Unidos ante la presión internacional convoco a la OEA para crear una misión de paz para enviarla a la República Dominicana para que la invasión que hizo Estados Unidos quedase amparada bajo la bandera de la OEA.

México, Ecuador, Perú y Chile mostraron oposición pero la OEA envió una Misión comandada por el general brasileño Palasco Harvin la que se le llamó " Fuerza Interamericana de Paz" estaba integrada por:

1250 soldados de Brasil
250 soldados de Honduras
214 soldados de Paraguay
170 soldados de Nicaragua
20 policías de Costa Rica
Estos se unieron a los 42,000 de los Estados Unidos.

Tercera Etapa de la Guerra, en la zona del gobierno de la reconstrucción las damas cristianas realizaron una caminata en la que daban por vencedores a los invasores y abogaban por el exterminio de los constitucionalistas.

Por el lado de los constitucionalistas el presidente Caamaño Deño dio su segundo Discurso en el que invitaba a todo el pueblo a la unión y justificaba que la lucha no buscaba venganza ni una victoria con pozos, sino que con su triunfo no habrán vencedores ni vencidos porque lo que busca es el bienestar de la patria donde juntos construirían una patria libre y soberana.

Mientras que el presidente de la reconstrucción dijo que no negociaría con los rebeldes bajo ningún concepto ya que ellos solo han creado un clima de incertidumbre en la capital.

Para entonces ya había 4,000 muertos por los ataques que hacia el gobierno de la reconstrucción. la República se vio dividida en dos bandos el de los constitucionalista que pedían la constitución del 1963 y el retorno del profesor Juan Bosch y la otra parte que defendía los intereses de los Estados Unidos que estaba representada por el General Imbert Barrera y el enviado especial del presidente de los Estados Unidos el señor John Barbtlow Martin quien fuese el estratega de los ataques por parte de los reconstructores y los más de 4,500 muerto que habían al momento.

Los constitucionalistas intentaron tomar el palacio nacional pero fueron sorprendidos por francotiradores estadounidenses haciendo que fracasara tal intento, en el mismo perdieron la vida el Coronel Fernández Domínguez ministro de interior y policía, el Dr. Juan Miguel Román dirigente del 14 de Junio, Euclides Morillo importante cuadro del 14 de Junio, Ilio Capocci entrenador Italiano de los Hombres Ranas, entre otros hombres destacados. causando una revuelta en la que se pedía la muerte para el invasor, mientras que los día 15 y 16 de junio las tropas estadounidenses hicieron un ataque a los rebeldes en la que el periodista Pedro Pérez Vargas califico "que desde la fundación de la república se había visto tal cruel hazaña" pero el presidente Caamaño embargado de dolor califico el acto de un genocidio sin precedentes en la historia del país en la que pudieron contar 65 muertos entre hombres mujeres y niños mas 265 heridos, sin poder contar las personas atrapadas en las casa donde lanzaron las granadas molotov.

El 28 de junio llego al país el Dr. Joaquín Balaguer para ver a su madre enferma con un permiso de 72 horas otorgado por el presidente Imbert, al cumplirse las 72 horas se negó a irse y desafió al presidente Imbert y anuncio sus intenciones de postularse como candidato para las elecciones presidenciales en un momento que ni fecha había, la prensa estadounidense empezó a realizar publicaciones sobre las aspiraciones de Balaguer para las elecciones presidenciales.

El 24 de junio se cumplieron 41 años de la salida de las tropas estadounidenses en 1924 lo que se le llamo la primera intervención estadounidense.

Informe de John Bartlow Martin, en el informe enviado al presidente Lyndon B. Johnson sobre la crisis, Martin afirmó: El gobierno de Imbert no es como se dice que es, nosotros no queremos imponer una solución cualquiera que sea. El gobierno de Imbert presentado a menudo como un gobierno de derecha, no lo es. Primero no es una junta militar, en ese gobierno hay tres civiles conocidos y dos militares que en realidad son liberales. Son gente progresistas que no participarían en una junta militar

Final de la Guerra. Negociaciones de Paz y la Reconciliación. 

El 8 de agosto la Federación Nacional de Mujeres Dominicanas organizó una caminata hasta el Hotel Embajador, sede de las negociaciones en la que pedían la salida de las tropas invasoras. Ya para mediados de agosto se rumoró un posible acuerdo organizado por la OEA a través del acta de reconciliación de la República Dominicana.

Finalmente el 30 de agosto del 1965 con los auspicio de la comisión mediadora de la OEA se firmo un acuerdo llamado acta institucional en la que se escogió el Dr. Héctor García Godoy como presidente provisional y se acordó elecciones para el año siguiente.

Con la firma del acta institucional quedo unificada la República y finalizada la guerra donde se procedió a quitar la trinchera que limitaban la zona constitucionalista.

Caamaño entrega la Presidencia. 

El 2 de septiembre en una gigantesca manifestación en la plaza de la constitución, el coronel Caamaño presentó renuncia como presidente constitucional. En una parte de su discurso dijo:

Porque me dio el pueblo el poder, al pueblo vengo a devolver lo que le pertenece. No pudimos vencer, pero tampoco pudimos ser vencidos. Nunca tal vez en la vida de los dominicanos se había luchado con tanta tenacidad contra un enemigo tan superior en número y en armas. Luchamos, sí, con bravura de leyenda, porque íbamos desbrozando con la razón el camino de la Historia. Ante el pueblo dominicano, ante sus dignos representantes que aquí encarnan el Honorable Congreso Nacional, renuncio como Presidente Constitucional de la República. Dios quiera y el pueblo pueda lograrlo, que esta sea la última vez en nuestra historia que un Gobierno legítimo tenga que abandonar el poder bajo la presión de fuerzas nacionales o extranjeras.

Y tengo fe en que así será

Ataque al Hotel Matum. 

El 19 de diciembre los constitucionalistas se trasladaron a la ciudad de Santiago para participar en un homenaje a la memoria del coronel Rafael Fernández Domínguez y otros constitucionalistas que cayeron en combate. Finalizado el homenaje fueron atacados por las tropas leales al desaparecido Gobierno de Reconstrucción Nacional. Este ataque al hotel Matum duró alrededor de 5 horas, perdiendo la vida numerosas personas entre ellos el coronel Juan María Lora Fernández, finalmente la Fuerza Interamericana de Paz intervino para restaurar el orden.

Remanentes, el 22 de enero de 1966, Caamaño sale a Londres nombrado por el gobierno provisional como agregado militar, pero en el país crecían las manifestaciones exigiendo la salida de los militares estadounidenses. Entre las consignas estaban:

¡Go home yankee!
¡Quisqueya unida jamás será vencida!
¡Muerte al invasor!
¡Green go!
El 9 de febrero agentes policiales ametrallan una manifestación estudiantil frente al Palacio Nacional que exigía presupuesto para la Universidad y la salida de las tropas estadounidenses. En la acción pierden la vida Antonio Santos Méndez, Luís Jiménez Mella, Miguel Tolentino y Amelia Ricart Calventi, resultando con heridas más de 40 estudiantes.

Campaña Electoral. 

El 1 de junio se celebran las elecciones para elegir un nuevo presidente entre los candidatos Joaquín Balaguer y Juan Bosch, "ganando" Joaquín Balaguer con el Partido Revolucionario Social Cristiano.

Caamaño desde Londres afirmó las tropas de ocupación en Santo Domingo en el proceso electoral tiene que haber influido obligatoriamente en las elecciones no pueden haber elecciones libres en un país ocupado por tropas extranjeras
José Francisco Peña Gómez alegó que hubo fraude e impugnó las actas en la provincia de Barahona.
Simpatizantes del partido derrotado se lanzan a las calles diciendo que hubo fraude.
Es entonces cuando empieza el gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, a partir del cual no han vuelto a ocurrir golpes de estado, y todos los gobernantes han completado los períodos para los que fueron electos, con la excepción de Antonio Guzmán, que se suicidó 45 días antes de culminar su período (1978-1982), y el mismo Dr. Balaguer, que fue forzado a acortar en dos años en su último período (1994-1996), después de firmar un pacto tras haber cometido fraude electoral.

Fin de la Intervención militar. 

Esta intervención terminó el 21 de septiembre de 1966, fecha en que se completó la retirada de tropas de la llamada Fuerza Interamericana de Paz, y con el ascenso del Dr. Joaquín Balaguer a la presidencia de la República Dominicana el 1 de julio de 1966.

Epílogo La sangre derramada por nuestros hermanos no ha sido ni será derramada en vano -Francisco Caamaño (1932-1973). 



(tomado de sigloR.D.)