lunes, 28 de mayo de 2012

ROCORDANDO A ROSA DUARTE EN EL DIA DE LAS MADRES

Domingo  Núñez  Polanco

En este día de la madre, la que engendra una vida y durante nueve meses  la lleva en su vientre desparramando ternura a todo dar a ese ser que saldrá de sus entrañas que por toda una vida será la razón de su existir. Pero hay algo que no podemos dejar de aceptar; hay madres, que para sentir  el profundo amor filial no necesita que alguna criatura nazca de entre su vientre, sienten igual y no en pocos casos un sentimiento de mayor profundidad. En la historia Dominicana, hay un caso semejante; se trata de Rosa Duarte, la hermana del patricio Juan Pablo Duarte, no tuvo hijos, pero para ella los hijos de esta patria lo eran por igual. Hoy queremos recordar a Rosa Duarte en nombre de todas las madres dominicanas.

Rosa Duarte además del altísimo honor de ser hermana del Padre de la Patria y fundador de la República, Rosa Duarte, figura en la historia como una de las mujeres que estuvieron al tanto de los secretos revolucionarios de los patriotas independentistas, para los cuales supo convertir en balas las planchas de plomo que había en el almacén de su padre, y a su acuciosidad y a su amor debe la historia nacional el valioso documento que se conoce con el nombre de Diario de Rosa Duarte. Destaca el ardiente amor de la revolucionaria por el suelo donde nació, por cuya libertad derramó amargas lágrimas, sufrió persecuciones, perdió sus bienes, padeció destierro perpetuo en unión de su madre, de sus hermanos, hermanas y sobrinos y vio desvanecerse las ilusiones de su juventud al quedar sin novio, fusilado junto a las tapias del cementerio de El Seíbo.

“Si hay una dominicana digna de la consagración del mármol esa es Rosa Duarte: por su vida y su obra, por sus padecimientos, por su permanente consagración a esa angustiosa vida de dolores de quien se entrega, como ella, a los recuerdos de la Patria y sufre en carne viva sus inacabables infortunios”, escribió Rodríguez Demorizi quien editó y anotó los Apuntes que la virtuosa hermana del patricio tuvo la visión de conservar porque son “el punto de partida, la primera fuente y la base por excelencia para emprender cualquier indagación y análisis referentes” a Juan Pablo Duarte.

No nos olvidemos de Rosa Duarte quien con sus Apuntes nos legó un relato de primera mano sobre los acontecimientos del 27 de Febrero.

Rosa Duarte ha merecido el reconocimiento de una calle de Gascue, nombrada así por iniciativa del regidor Alberto Arredondo Miura, el veintisiete de enero de 1930. El acto de bendición y colocación de  rótulos se efectuó el quince de julio de ese año. A los acordes del Himno Nacional, el entonces presidente del Ayuntamiento descubrió una tarja de mármol con el nombre de la llamada “heroína del sacrificio”. la entrega de Rosa a proteger y cuidar a la madre y a los hermanos, la devoción y admiración que manifiesta por Juan Pablo, el desprendimiento al aceptar vender las propiedades heredadas para invertir en la lucha por la independencia y el paciente amor hacia Manuel, el hermano que enloqueció en el exilio. “Es una mujer sui generis para la época, en todo momento pienso en ella como en una mártir.

Mujer de talento natural y de virtudes sobresalientes, supo conservar hasta el fin de sus días en estado de pureza, todos los sentimientos nobles y delicados que le inculcaron sus padres con una educación esmerada, habiendo rendido siempre un culto especial al que entre sus deudos era don natural: el del patriotismo, que no pudieron mitigar en ella ni la injusticia de los hombres ni el rigor del infortunio” (Quisqueya Lora)De Rosa se conoce una foto de juventud y un óleo en edad adulta que se exhibe en el Instituto Duartiano. “Hay unos paradigmas creados en función de las grandes gestas militares, las acciones de poder, de fuerza, y quizá hay muy pocas mujeres que puedan competir, creo que hay grandeza a todos los niveles, Rosa jugó su papel, incluso, hasta en su papel maternal hubo grandeza”.Considera Lora Hugi que la figura de la hermana predilecta de Duarte “merece mayor estudio y entiende que el honor de la calle “es significativo, pero no suficiente.

A los historiadores les toca incluirla en el relato histórico, que cuando se lea sobre la gesta independentista no sólo se piense en la Puerta del Conde, en el Trabucazo, sino en esa mujer excepcional que también fue un gran apoyo para Duarte y que poseía una capacidad de percepción del valor histórico, del gesto duartiano, trascendente y significativo. Si no hubiera sido por su libro, pocas noticias tuviéramos del Padre de la Patria, los amigos escribieron pero ella tenía un conocimiento de él diferente, por ser la hermana, porque la vivencia al lado de  Duarte, fue otra”.

El 26 de octubre de 1888 falleció en la calle Sur 1, casa 129, de Caracas, a causa de disentería. Al año murió su hermana Francisca y un año después, el ocho de agosto de 1890 murió Manuel, también en Caracas, con cuya partida desapareció por completo la familia Duarte Diez.

 “La que mantuvo mayor comunicación y contacto con su hermano, y quizás por eso el documento fundamental para escribir sobre la vida de Duarte, desde el punto de partida de los historiadores, es el códice que se conoce como Diario de Rosa Duarte” (Juan Daniel Balcácer)

A Rosa le tocó además vivir con Juan Pablo en Venezuela desde 1872 hasta su fallecimiento. Fue precisamente ella quien, junto a sus demás hermanas, estuvo con él en su lecho de muerte hasta que esta ocurrió por fin el año 1876.
Domingo Antonio Núñez Polanco



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